sábado, 28 de octubre de 2017

Era mágico.

Sus ojos, oscuros como el universo, mirarlos era como mirar a las propias constelaciones, veías brillar estrellas en sus pupilas, creaban magia, era un espectáculo digno de observar.
Sus pupilas, tan dilatadas, te sumergían en el espacio, te transportaban, te atrapaban y entonces, no querías mirar nada mas, no había nada como aquello.
Observar ese maravilloso espectáculo una vez te bastaba para querer hacerlo durante el resto de tu vida, era adictivo, simplemente sus ojos, eran magia.